Por Sandra Chiong
Actualmente, la humanidad practica mucho la vida de apariencias. Hoy quiero compartir sobre el hecho de que no todo es lo que parece y que las apariencias en ocasiones nos engañan. Según el diccionario, aparentar significa: representar o hacer creer algo, especialmente un sentimiento, un estado o una cualidad, que no es verdad, con palabras, gestos o acciones.
Es común, que las personas proyecten a través de las redes sociales, vidas que están lejos de ser reales. Estamos expuestos a estafas, engaños y peligros en las redes, porque lo que aparenta ser inofensivo, buena oportunidad, o real, resultó que no era como se veía. Y te daré ejemplos simples y duros, trata de blancas, secuestros, acecho de depredadores sexuales, etc. O simplemente relaciones amorosas o de amistades, en donde creíste conocer a las personas, sin hacerlo tan a fondo, porque te dejaste llevar por las apariencias de las cosas, situaciones o personas. Abundan ahora las fotos con filtros para mejorar las apariencias físicas, o apps para crear o editar imágenes, es fácil ser engañados.
La palabra del Señor, en 1 Samuel 16:7 NVI dice: Pero el Señor le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
Con Dios no necesitamos aparentar, él nos conoce tal cual somos, porque él ve nuestro corazón y nos ama. La necesidad de aparentar solo denota una profunda inseguridad y temor al rechazo de los demás. Toma consejo de la palabra. No te dejes engañar. La realidad de algo o alguien; nunca se conocerá superficialmente, guiados por la apariencia. Solamente conociendo el interior de las personas y la profundidad de las cosas, encontraremos la verdad. Recuerda que las apariencias engañan.